La actual pandemia del coronavirus ha ocasionado, en muchos sectores, una aceleración de ciertos procesos que ya venían en marcha y no volverán atrás. Según Diego Finchelstein, profesor de la Escuela de Negocios de la Universidad de San Andrés e investigador del CONICET (Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicase), el caso más claro tiene que ver con la utilización de los canales digitales que en muchos casos son mucho más ágiles. Esto ya era una transformación en marcha que la pandemia aceleró forzosamente.
Existen algunos elementos que se presentan como una oportunidad para las empresas latinoamericanas tras el COVID-19, y en Latinoamérica algunas compañías han empezado a identificarlas. Tras el lento ritmo con el que China se recuperaba de la epidemia que enfrenta desde enero, algunas de las principales firmas industriales de Estados Unidos buscaron cambiar de proveedores y empezaron a mirar hacia América Latina.
Todo indica que, debido a que China tuvo que parar por varias semanas su actividad productiva, se interrumpieron las cadenas de valor. Ante este desabastecimiento o menor flujo de mercancías, varias industrias decidieron cambiar su estrategia y diversificar el riesgo ampliando su lista de proveedores. Y para muchas compañías estadounidenses, Latinoamérica es un buen proveedor, dice la directora de la Cámara Colombo Americana, María Claudia Lacouture. Menciona que entre las industrias de Estados Unidos interesadas se encuentran la de construcción, textiles, tecnología, derivados de acero, partes para automóviles y semiconductores, entre otras.
El apoyo del FMI
El FMI ha actuado rápidamente para apoyar a los países miembros a través de financiamiento de emergencia. De los 70 préstamos aprobados desde el inicio de la pandemia, por un total de USD 25.000 millones, 17 se destinaron a países de la región, por un total de USD 5.200 millones. Además, se aprobó el acceso a la Línea de Crédito Flexible para Chile y Perú, y se renovó el acceso de Colombia. Junto con México, el respaldo total brindado a la región a través de la Línea de Crédito Flexible asciende a USD 107.000 millones.
El FMI está preparado para usar su capacidad financiera, asesoramiento sobre políticas y sus recursos de capacitación para ayudar a América Latina y el Caribe a lograr una recuperación más vigorosa.